Lo conseguí comprando pañales de una marca muy conocida (hace la friolera de diecinueve años).
Toda la vida ha estado sobre su cama, primero en la cuna, después en su dormitorio de niña, más tarde sobre la colcha del campus universitario. Forma parte de su vida, y supongo que se lo llevará cuando se independice y se marche de casa.
Estos días le he conseguido un compañero muy parecido a él, pero en pequeñito.